Se ha dicho mucho sobre Rawls. Antes que nada, se ha dicho que vivificó la filosofía política normativa, moribunda (Berlin dixit) tras medio siglo de mortecina metaética analítica, de disolución en pseudoproblemas de cuestiones sustantivas relativas a la sociedad justa y la buena sociedad, de giro lingüístico en el vacío. Un revival que avivó la Academia con la vitalidad del ágora, detonó un big bang de lecturas, lectores y lecturers y enriqueció el debate público con un acervo inagotable de argumentos, conjeturas y refutaciones. ¿Podrá decirse algo que no haya sido dicho? Los autores y el compilador de este volumen creen que es posible: tan contemporáneo, John Rawls tuvo en vida (y, qué dudarlo, seguirá teniendo tras su muerte) la intemporalidad de un clásico. El título que da nombre a este libro expresa esta convicción: hay filosofía rawlsiana después de Rawls.